Old is Gold - Naima Akef
Naima Akef ha pasado a los libros de historia de la danza de Egipto como una de sus bailarinas más innovadoras y creativas. En la Era Dorada, Naima era famosa por su amabilidad, dulzura y disposición para ayudar a sus amigos y asociados más cercanos, así como a todo su equipo de trabajo. Todos en el mundo artístico fueron unánimes en decir que Naima no se dejó influenciar por el estilo de otras bailarinas, sino que creó su propio estilo y tenía un sentimiento muy especial en la interpretación de la música egipcia.
Naima Akef nació en 1932, en la ciudad de Tanta, en el delta del río Nilo. Su abuelo, Ismail Akef, profesor de gimnasia en la escuela Umm Al Masryeen en Giza y entrenador en la Academia de Policía de Egipto, una vez vio un circo italiano llegar a El Cairo y quedó fascinado por el espectáculo. Decidió renunciar a su trabajo para crear su propio circo. El Circus Akef era conocido por sus animales entrenados, así como por sus increíbles espectáculos de danza y sus extravagantes acrobacias. Toda la familia Akef participó en el trabajo del circo, tanto en los espectáculos como en el mantenimiento y cuidado de los animales. Ismail cuidó especialmente la preparación de Naima, reconociendo su talento artístico desde el principio.
Cuando tenía 4 años, su padre utilizó todo tipo de chantajes para motivarla a entrenar, haciéndola constantes comparaciones con su hermana mayor. Naima se moría de celos y entrenaba duro para superar a su hermana. Tenía una relación un tanto conflictiva con su padre, incluso trató de huir del circo, pero se la llevaron de vuelta y ella decidió quedarse después de acordar un salario con su padre. Una vez, en Tanta, en una de las festividades locales (El Muled) que se realizaban para celebrar el nacimiento del Sheikh ElSayed El Badawi, durante una actuación del circo Akef, Naima recibió una hermosa caja de música de manos de un espectador. Todos los días, cuando estaba sola, miraba bailar a la bailarina y trataba de imitar sus movimientos, así aprendió a bailar. Un día, su padre la sorprendió, sacó su arma y le disparó a la caja de música, destruyéndola.
La familia Akef vivía en El Cairo, en el distrito de Bab El Khalq, sin embargo viajaban por todo el país e incluso el mundo con sus giras.
En 1942, la policía rodeó a la familia Akef diciendo que su padre, que era un jugador compulsivo, lo había perdido todo y que su circo y equipo serían confiscados. Su madre, tras separarse de su padre, se fue a vivir a un pequeño apartamento con sus cuatro hijas, en la calle Mohamed Ali, en El Cairo. Hacían espectáculos de acrobacias en la calle para ganar unos cuantos trocados y asegurar su supervivencia. Ali AlKassar, director de una compañía de teatro en ese momento, se dio cuenta de que estas chicas trabajaban en la calle y pronto contrató a Naima y sus hermanas para hacer pequeñas apariciones en sus espectáculos. Ese pequeño salario ayudó a la familia a no pasar hambre. Fue en esta compañía donde Naima conoció el Clacket (claqué), adaptó sus propios zapatos y comenzó a entrenar sin descanso.
Con tan solo 14 años creó un espectáculo cómico y acrobático, con monólogos y claqué, que interpretó en varios clubes. Fue a pedir la oportunidad de mostrar su número en el famoso Casino de Badia Massabni, quien al principio se resistió un poco, pero al final la aplaudió calurosamente. Naima fue contratada y brilló como una estrella ya que era una de las pocas chicas que cantaba y bailaba.
Era una de las favoritas de Badia, lo que puso muy celosas a las demás bailarinas del casino, hasta que un día se unieron y trataron de golpearla, pero gracias a su fuerza y agilidad logró defenderse y revertir la situación. Para evitar más problemas entre sus bailarines, Badia decidió despedir a Naima del Casino.
En 1949, hizo su primera aparición cinematográfica como bailarina, en la película Sit el Beit, Ama de Casa, del director Ahmed Kamel Morsi.
Después de dejar el Casino Badia, Naima se fue a trabajar a otra famosa casa nocturna, THE KIT KAT CLUB, donde conoció al director de cine Abbes Kamel, quien le presentó a su hermano, el director Hessein Fawzy. Hessein fue famoso por sus películas musicales, y pronto notó el talento natural de Naima para la pantalla, dándole el papel principal en la película "El Eish Wel malh" (El pan y la sal - 1949). Debutó en esta película junto al cantante Saad Abd Elwahab, primo del legendario cantautor Mohammed Abdel Wahab. La película fue un gran éxito y un comienzo brillante para la joven Naima, quien fue muy cuidadosa con sus actuaciones, coreografiando y ensayando hasta el último detalle.
Después de su primera película, Naima tuvo un éxito tras otro como Lahalibo 1949, Baba 3aris (Papá es el novio) 1950, esta última haciéndola pasar a los libros de historia del cine como la primera mujer en protagonizar la primera película a todo color de Egipto. Fetet Esirk (La chica del circo) 1951, Ya Halawt El Hob (Dulzuras del amor) 1952, donde actuó junto al cantante Mohamed Fawzy.
Toda la convivencia en el trabajo convirtió la relación de Naima y Hessein en una historia de amor y se casaron en 52. Él era 25 años mayor que ella. Como había prosperado tanto y sentía que no había tenido una educación completa, habiendo estado involucrada en el circo desde que era una niña, Naima buscó ayuda de maestros y tomó clases de árabe clásico, inglés y francés.
Fue en el mismo año que se unió a la primera compañía folclórica profesional de Egipto, Leil ya Ain Group. Esta compañía fue fundada por el gran escritor Dr. Ali Alray. La compañía puso en escena una opereta lírica sobre la leyenda "Ya leil ya ain" escrita por Yahya Haqqi, dirigida por Zaki Tulaimat y su música compuesta por Abd ElHalim Noera. La bella leyenda decía que la frase "Ya Leil, ya ain" que los árabes cantan en su Mawwal (lamento) tiene una historia:
El pescador, Leil, arrojó su red al mar, atrapó a la sirena Ain y se enamoraron. La leyenda termina con su amada llevándolo a las profundidades del mar para vivir con ella en tu reino.
Desde entonces, pescadores corren a las orillas en busca de "Leil" y les cantan a los dos enamorados, gritando: "Ya leil, ya ain". Y siguieron llamándolos por todo el siempre.
Los teatros conocieron a la estrella Mahmoud Reda, quien llamó la atención por coreografiar e interpretar el papel del pescador "Leil" junto a Naima Akef, quien interpretó el papel de la sirena "Ain". La película de 1954 Nur Ayouni siguió esta representación teatral de Reda y Naima. En la película, la historia presentaba al cantante Karem Mahmoud.
Aziza fue la película que contó en su trilla musical con la hermosa canción del mismo nombre de Mohamed Abd Elwahab.
Una de las películas más famosas fue Tamr Hena 1957, que era la historia de un grupo de gitanos. Tamr Hena es el nombre de una flor y era el nombre del personaje de Naima en la película. Ella se debate entre el amor del gitano de su grupo, Rushdi Abbaza, y el galán Ahmed Ramzy.
En 1957, cuando tenía 25 años, Naima representó a Egipto en un festival juvenil internacional en Rusia, donde ganó el primer premio de danza. En este festival compitieron bailarines de más de 50 países. Una foto conmemorativa de esta victoria se exhibe en la pared del Salón de la Fama del Teatro Bolshoi.
En la película Ahebak Ya Hassan (Yo te amo, Hassan) 1958, presentó el mismo baile y vestuario que usó para ganar el festival de Moscú en el 57. Y esta fue la última película dirigida por Hessein Fawzy que protagonizó. En el mismo año, Naima y Hessein, que estuvieron casados durante nueve años, se separan. No tuvieron hijos.
Su última película fue Amir Al Daha-a (Príncipe del conocimiento) en 1964. La cual es una adaptación de la novela francesa de Alexandre Dumas, El conde de Montecristo, que terminó de escribirse en 1846. En esta película, actuó junto al gran el actor Farid Shawqi.
Unos años después del divorcio, Naima se casó con su contador, Salah El Din Abd El Aleem. Este era muy celoso y no permitía que Naima usara ropa de baile. Para evitar problemas matrimoniales, se retiró de su vida artística para dedicarse a su hijo, al que tuvo poco antes de su propia muerte, en 1966, a causa de un cáncer, a los 37 años.
Su vida en el circo le sirvió de plataforma para su baile, mientras experimentaba con nuevas ideas, coreografías y música. Nunca economizó esfuerzos a la hora de medir gastos, capacitarse, confeccionar su propia ropa o la de otros participantes que la acompañaban en los trabajos. Naima solía coreografiar sus propias secuencias, pero era conocida por ser disciplinada y obediente con sus entrenadores, entrenadores y coreógrafos. Ella fue una inspiración no solo para la próxima generación de bailarines, sino incluso hoy.
Claudia Cenci